domingo, 2 de febrero de 2014

La sabiduría en la Tierra Media

[Sin spoilers!]

Las pasadas navidades (y en Enero de nuevo...) vi en cines La Desolación de Smaug, el segundo capítulo de la adaptación de El Hobbit, que se une a la lista de excelentes obras cinematográficas ambientadas en la Tierra Media. Me gustó muchísimo, incluso más que la primera parte.

Una de mis escenas favoritas de la anterior película, Un Viaje Inesperado, es esa en la que Gandalf está hablando con Galadriel, e intenta explicarle porqué decidió involucrar a un hobbit en la misión de los enanos. Entre otras cosas, dice:

"Saruman opina que solo un gran poder puede contener el mal, pero eso no es lo que yo he aprendido. He aprendido que son los detalles cotidianos, los gestos de la gente corriente los que mantienen el mal a raya."


Es una muestra de una de las más notables habilidades de Peter Jackson y su equipo de guionistas: su capacidad de condensar en una frase, en unos segundos de película, ideas que se encuentran dispersas en los libros de Tolkien, empapando toda su obra. Incluso, como en el caso que voy a comentar, estos destellos te hacen darte cuenta de aspectos que no habías visto anteriormente. Me explico:

Gandalf aquí habla del contraste entre dos puntos de vista, el suyo y el de Saruman. Puntos de vista sobre cómo contener el mal, concretamente. Pero que reflejan dos mentalidades que se encuentran en personas que se consideran "sabias". Sabiendo cómo acaba cada uno de estos personajes, nos podemos imaginar cuál valoraba más Tolkien. Y es más, al pensar en las historias que escribió podemos ver que hay dos conjuntos de valores diferentes asociados a ellas.

Por un lado, está la destreza, la creatividad, el ingenio. Esto es lo que Saruman valoraría, y era la clase de habilidad que el buscaba conseguir, cuando estudiaba cómo crear artefactos mágicos, o cruzar especies para crear orcos más fuertes, etc. En el Silmarillion, el personaje de Fëanor, creador de los Silmarils, representa estos valores.


Fëanor en un principio era alguien honorable, al igual que Saruman. Y es que en principio, existe un aspecto noble en el deseo de crear cosas nuevas. El mismo Tolkien se veía a sí mismo como un creador, un "creador de mundos". Sin embargo, también existe un aspecto peligroso en este tipo de habilidad: el artífice puede llegar a encariñarse demasiado con sus propias obras. Hasta el punto de que le posean los celos (como a Fëanor), o que llegue a adorar el progreso por el progreso, sin importar las consecuencias (como Saruman). Hay una gran analogía entre este último caso y nuestro propio mundo - Saruman destroza el bosque de Fangorn para que comience una nueva era industrial, bastante como nosotros estamos destruyendo nuestro medio ambiente. También puede recordar el uso militar que le acabó dando la humanidad al descubrimiento de la energía nuclear. Y el caso de Fëanor no deja de ser reminiscente de cómo las naciones prefieren abstenerse de compartir su tecnología.

En el fondo, la noble intención inicial se acaba corrompiendo por creer que el mundo puede mejorarse si ordenamos las cosas siguiendo nuestros intereses.

Esto conecta con la idea de Saruman de que debe aumentar su poder (que no es otra cosa que su destreza en las artes mágicas) para vencer a Sauron...


Por otro lado, está el conocimiento. Aquel que solo busca la sabiduría es menos proclive a convertirse en una amenaza, para sí mismo ni para los demás. Radagast, por ejemplo, desea comprender la naturaleza, no convertirla según sus propios deseos.

Ahora bien, aunque el conocimiento de las cosas puede ayudar a protegerlas, o a preservar el recuerdo de las cosas que fueron, no crea nada nuevo. Es por este motivo que no podemos evitar pensar que buscar el conocimiento no puede ser tan importante como cultivar una destreza. Igual que en la obra de Tolkien, Radagast es menospreciado mientras que Fëanor es el elfo que recibe un mayor reconocimiento.

Igualmente, lo que Gandalf ha aprendido es una valiosa observación, pero no le servirá de nada si realmente tiene que enfrentarse a Sauron frente a frente.


Supongo que la búsqueda de la creatividad siempre será algo peligroso. Ni la persona más bondadosa del mundo puede saber qué hará el Mundo con lo que ha creado. El escritor no sabe cómo serán interpretados sus libros, el científico no sabe adónde llevarán sus descubrimientos, etc.

Hay otra escena de Gandalf, en La Comunidad del Anillo, en la que Frodo le ofrece el anillo, y el se niega a tocarlo siquiera. Es también muy interesante comprender el porqué... Un posible análisis es que si Gandalf hubiese aceptado utilizar el anillo, lo habría hecho con ánimo de hacer el bien, pero el bien según su criterio, inevitablemente. El anillo le habría hecho querer ocupar la labor de gobernar la Tierra Media para que reinase el bien. Sauron habría incrementado el mal, sin duda, pero seguiría habiendo una clara distinción entre el bien y el mal. Gandalf, sin embargo, con su autoridad habría hecho que el bien pareciese abominable y se confundiese con el mal.

De la misma forma, no creo que Tolkien quisiese sugerir que el impulso creativo sea malvado de por sí. El Anillo Único tampoco era malvado de por sí (al menos, en el libro). Lo malvado viene después. Así pues, creo que el mensaje de Tolkien es que los riesgos de crear cosas nuevas deben ser compensados por las virtudes que traerán al mundo.