lunes, 27 de septiembre de 2010

Viaje a Múnich

Este verano fui un par de semanas a Múnich, a asistir a una “escuela” de física: Unos cursos organizados por la Universidad de allí, dirigidos a estudiantes de todo el mundo, y gratuitos. La motivación de hacer esto es solidaria, creo, pues estaba especialmente dirigida a estudiantes de países subdesarrollados (África y tal), a quienes además les pagaban el viaje y los gastos. Aunque a mí eso me lo paga mi universidad, jajaja.

Había clases por la mañana, y por la tarde había clases tutorizadas, en las que los profesores proponían problemas y resolvían las dudas que tuvieras. Evidentemente, por las tardes me saltaba estas bobadas y me iba a visitar sitios por la ciudad. Las de por la mañana no, que eso ya sería un poco exagerado. Y bueno, en esta entrada voy a contar lo más interesante de lo que vi e hice.

No sé hasta qué punto seguir usando un blog para contar viajes puede haber quedado obsoleto, después de que el uso de facebook se haya extendido tanto. Debo de estar chapado a la antigua.

1. La escuela

En primer lugar, hay varias cosas curiosas que contar sobre la escuela.

1) El método de limpiar la pizarra de los alemanes: Los muy idiotas no usan borrador. En su lugar mojan unas cosas en agua, empapan toda la pizarra y después la secan con una cosa de esas de limpiar cristales. Tardaban un montón en hacer esto y encima la pizarra no quedaba seca del todo, de manera que se escribía mal. Ya digo, idiotas perdidos.

Eso sí, la pizarra era muy chula: Había tres, y le daban a un botón y bajaban y subían para ir rotando de una a otra.

Limpieza de ventanas y relatividad general, todo en la misma clase.

2) Los estudiantes extranjeros (españoles sólo éramos tres): Las primeras filas estaban casi íntegramente ocupadas por los indios y asiáticos, que ya se sabe que trabajan como chinos. Además por alguna razón, los estudiantes asiáticos se dormían por todas partes...

¿Esta gente no duerme por la noche?

Además había una estudiante rusa que estaba como un tren. ¿Qué haría esta tía haciendo un doctorado en física? Vamos, yo le daba una docena de doctorados si me lo pidiera. Eso sí, había venido acompañada de su novio, el cual tenía cara de saco de boxeo. Evidentemente, la chica en cuestión fue el tema de conversación principal entre el resto de estudiantes de la escuela durante las dos semanas.

3) La comida de la cafetería se resumía en carne, carne y más carne. Alguna vez me pareció ver pescado así de refilón. Oh, y para beber había refrescos y agua con gas... porque los alemanes no beben agua sin gas. O sea, no existe, no la conciben. Supongo que si la pidieras te responderían “para eso vete a la charca ésa que hay saliendo a la derecha”.



4) Al lado de la facultad de física había un complejo tecnológico con valla electrificada. A saber con qué estarían experimentando allí. Cualquier día una niebla misteriosa cubre Múnich y se llena de monstruos, ese día espero no estar por allí.


2. La ciudad de Múnich

Múnich es una ciudad muy bonita. Os dejo las mejores fotos que saqué:

El ayuntamiento y la estatua de María en la plaza Marienplatz. El centro central del casco viejo de Múnich.

Yo en la plaza Königsplatz, donde hay varios edificios al estilo griego. Hoy en día son museos de arte. En su época era donde se celebraban los mítines nazis, cuando hablaban de la llegada del Tercer Reich y todo eso.

Un montaje que muestra el monumento del “Ángel de la paz”. Es un recuerdo de la paz que llegó después de la guerra franco-alemana del siglo XIX. Esa paz no duró mucho, lamentablemente. La estatua representa a la diosa Niké.

El Arco de Triunfo. Mola mucho más que el de Barcelona.


El maximilianeo, o algo así. Simplemente me gustó cómo quedó la foto.


Estatua del caminante gigante. Ésta es moderna, lleva pocos años allí. Pero mola encontrarte con eso ahí en medio de una calle :)


Vistas desde lo alto del Jardín Inglés. Un parque con mayúsculas, en el centro de la ciudad (o sea, esto no son las afueras). En el horizonte se distinguen los edificios principales de Múnich. Muchísimos árboles, era como un bosque.

Una curiosidad es que en los bancos de este parque había plaquitas con mensajes. Si quieres, puedes comprar uno de estos mensajes, como anuncios en el periódico, y dedicárselo a una chica, o algo así :D


Sobre las alemanas

Esto me dejó sorprendido. Yo ya me imaginaba que las alemanas serían guapas. ¡Pero no era consciente de cuánto! Vamos, son guapísimas! Preciosas, bellísimas. No tengo palabras. Es una pasada.

Me he dado cuenta de lo engañados que vivimos en España (y en Portugal, Italia y Grecia; que vienen siendo lo mismo). Porque en Finlandia también me pasaba lo mismo, pero pensaba que bueno, aquello es Escandinavia, y tal. Que era un caso particular. Ahora me he dado cuenta de que no es así, qué va, el caso particular somos nosotros! Esto es una puta mierda. Aquí hay pocas chicas guapas y las que hay, se lo tienen tan creído que no puedes ni acercarte a ellas. Sin embargo, hasta la chica más normalita de Alemania es un bombón de la repera de acuerdo a nuestros estándares.

Tenemos que emigrar a Alemania, chicos.


Sobre la cerveza

Con la cerveza pasa un poco como con las chicas. Lo que aquí conocemos como cerveza no vale para nada. Allí estaba mucho más rica. Y barata.

Por todas partes, tienen “biergartens”, jardines de la cerveza, restaurantes al aire libre donde podías tomarte unas pintas mientras degustabas carne al estilo bávaro. Los codillos, concretamente, estaban riquísimos (tercer ejemplo: lo que aquí conocemos como codillo es un asco). Los últimos días, ante la certeza de que iba a tener que marcharme, me los pedía siempre. Comí codillo cuatro días seguidos. Jajajaja, sobredosis cárnica!

Biergarten del jardín inglés.

Fueras donde fueras, la cerveza te la servían en jarras de litro. Para los maricas y para las nenas había también jarras de medio litro. Tamaño más pequeño que eso no era concebible. En muchos sitios, además, destilaban su propia cerveza. Jejeje, estuve en el mismísimo lugar donde se destila la famosa cerveza Paulaner.

Biergarten con las cubas dentro del bar. Eso sí, olían raro.

En el centro, estaba un restaurante muy famoso, y muy turístico (a pesar de ello, la mayoría de la gente que estaba eran alemanes, no como pasa en Barcelona), llamado Hofbräuhaus. Molaba mucho porque era un edificio antiguo, y los camareros te atendían vestidos con los uniformes típicos. Además había músicos tocando música típica. Y a pesar de todo esto, el sitio no era más caro que el resto de restaurantes del centro. Y la comida estaba riquísima. Me encantaron las patatas en almíbar. También me encantaron las camareras.

Salón principal de la Hofbräuhaus.



3. Museos y cosas así

- El museo de la Residencia

Este museo es en realidad la antigua residencia de los reyes en Múnich, que ahora está habilitada para recibir visitantes y de paso sacarles unas perras a los turistas. Es un sitio impresionante. Y enorme: tienes que ir a la hora a la que abren (hacia las 10:00) para que te dé tiempo a verlo entero con calma (cerraban hacia las 17:00). Eso es lo que yo hice :D


Cuando entré en esa sala de arriba me sentí como los hobbits cuando entraron en las minas de Moria: “Un regalo para la vista...”. Además, como había ido temprano estaba yo solo y me pude recrear, jeje. Creo que era como la sala en la que el rey recibía las visitas. Realmente intimidante.


Así es como quiero decorar mi piso de Barcelona.

Había unas infinitas habitaciones, todas ellas decoradas hasta la menor esquina con adornos y cuadros, y esculturas, y espejos, y cosas... Esta gente no sabía ni en qué gastar el dinero. Era muy gracioso, además, que encargaban los cuadros que les daba la gana. Muchas veces pedían que les pintasen a ellos caracterizados como ángeles, o como algún dios de la antigüedad.

En el patio tenían esta estatua de Perseo que me encantó:

Si os fijáis, sale agua del cuello y de la cabeza de Medusa :D

Cuando sea rico, me compraré una así para mi mansión. hablando de riqueza, una parte del museo la habían reservado a los tesoros de la casa real. Y allí tenían expuestas, así arrejuntadas, joyas, coronas, cetros... de valor incalculable. Había un gorila en cada sala vigilando cada uno de tus movimientos. Una de las salas era especialmente curiosa: Algunos tenían la costumbre de atesorar partes de sus seres queridos fallecidos, y las guardaban en los llamados relicarios. Sí, cuando digo “partes”, lo digo literalmente:

Esto le da un nuevo significado a la palabra “grotesco”.

- El palacio de Nymphenburg

Este palacio estaba en las afueras, en un sitio precioso. Era donde la familia real se iba a pasar las vacaciones, o hacer celebraciones y cosas así. Era como lo de la residencia, pero más pequeño y coqueto.

Así es como voy a decorar el techo de mi casa del pueblo. Ya lo he decidido.

En una de las salas, había cuadros representando toda la línea genealógica de los reyes. La monarquía, por cierto, se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial. El último rey, del siglo XX, también estaba representado. Daba la sensación de estar mirando un pasado lejano, pero no hace ni 100 años que ese sitio todavía era usado para lo que fue concebido.

Otra de las salas era especialmente curiosa: Al parecer hubo un rey que estaba obsesionado con la belleza femenina (claro, estando en Alemania no es de extrañar), y ordenó llenar una habitación de cuadros de chicas guapas para poder ir a recrearse allí o yo qué sé. Se llama "la sala de bellezas".



- El museo de Ciencias

Como científico, no podía faltarme una visita al museo de ciencias, el “Deutsches Museum”, famoso por ser de los más grandes del mundo. Y sí que era grande, allí había de todo. Tenían un planetario que, por supuesto, le da mil vueltas al de Barcelona. Lo más impresionante es que tenían expuestas muchas construcciones tecnológicas, como barcos, submarinos, aviones, satélites... de verdad!





- El museo de BMW

Por último, también fui a ver el museo de BMW. El edificio por fuera ya molaba:


En su interior había muchos coches superguays expuestos. Era como una autopublicidad de la marca. Por eso era gratis la entrada, claro.



4. Excursiones

- El monasterio de Andechs


Ésta fue una excursión organizada por la propia escuela, a un monasterio cercano a Múnich. Aunque la verdad es que del monasterio vimos más bien poco. La razón es que es especialmente famoso por la cerveza que preparan sus monjes allí. Así que es un sitio muy turístico, ya que se encuentra rodeado de biergartens donde sirven la cerveza ésta

Realmente era algo especial: Su especialidad era cerveza negra de 14º de graduación, y un sabor muy fuerte. Demasiado para mi gusto, así que me restringí a la cerveza rubia, que no estaba nada mal. Ésta es una foto en la que estoy con los compañeros de la escuela levantando jarras:

Prost!

Los que están rodeados, aunque no os suenen sus nombres, son eminentes físicos mundialmente famosos, que se apuntaron a la excursión. Unos tipos muy enrrollados para ser científicos, jeje.

Yum!

Y ésta es una tarta de frambuesas que me comí y que estaba megarrica :)

Lo más divertido de ese día fue el regreso a casa. El monasterio estaba muy aislado en medio de ninguna parte, había que caminar durante más de una hora a través de monte para llegar. Así que para volver, cuando ya era de noche y estaba oscuro del todo, decidimos coger un camino que estaba vallado, pero que los alemanes que venían con nosotros (y que estaban completamente tajados) decían que era un atajo que se podía tomar. Lo siguiente fue como sacado de un videojuego, había ríos sin puente y terraplenes, y tuvimos que pasar por sitios como éste:

Tonto el último que se caiga!

Pero vaya, llegamos todos vivos por suerte :D


- El campo de concentración de Dachau


Nada que ver con lo anterior. La visita al cercano campo de concentración de Dachau (Se pronuncia “Dajau”) es recomendable no por lo divertido, pero sí para aprender sobre nuestra Historia. Evidentemente hoy en día está desmantelado, pero reciben visitas turísticas. Era como meterte dentro de una de estas películas del holocausto nazi. Además aquel día llovía, lo cual contribuía a darle un toque tétrico.

La mayoría de los barracones ya no se encuentran en pie. Pero se pueden visitar las celdas donde los condenados dormían hacinados, y también el edificio donde enviaban presos a los militares que se negaban a colaborar. Aún quedan en el techo los clavos de donde los colgaban de los dedos para torturarles.

Arbeit macht frei, “El trabajo os hará libres”, famosa inscripción en la puerta del campo.

Uno de los edificios está habilitado como museo. Impresionaban mucho los documentos gráficos donde mostraban los horribles experimentos a los que crueles médicos sometían a los prisioneros. Por ejemplo, para intentar descubrir si se podía reanimar a un muerto, o qué límites (de dolor, de frío, de presión...) puede llegar a soportar el cuerpo humano. mataron a muchísimos con esto. También había vídeos que mostraban (una parte de) lo que encontraron los soldados americanos al liberar el lugar... es alucinante, ahora entiendo que muchos perdieran la cabeza después de ver aquello.


Tan sólo echar un vistazo a la [cerca de espino + foso + valla electrificada + francotirador apuntándote] que rodeaba el recinto te daban escalofríos pensando en lo imposible que era escapar de allí. Aún así algunos lo intentaban...



Y ya para completar la visita a la villa de los horrores, puedes ir a ver las cámaras de gas y el crematorio. Era un edificio realmente muy simple hecho de adrillo, sólo 3 salas: Una en la que los reunían, otra en la que los envenenaban por gas, y otra en la que incineraban los cadáveres. Todo muy eficiente, al estilo alemán.

Para compensar el daño agraviado, se han instalado una iglesia cristiana y una sinagoga judía en el campo, por un lado para que la gente pudiese acudir a rezar por las victimas y por otro para simbolizar el arrepentimiento de la nación alemana. En la ciudad Múnich también se puede visitar una sinagoga rodeada de mensajes de paz y en contra de la guerra. La mayoría escritos en alemán, algunos pocos en inglés.

- El Castillo de Neuschwanstein


Sin duda, el viaje que más disfruté fue la excursión que hicimos al castillo de Neuschwanstein (Se pronuncia “Noisbanstain”). Es muy famoso, si escribes en google “castillo alemán” y le das a imágenes te salen millones. Y es tan conocido porque parece sacado de un mundo de fantasía. De hecho, fue construido con ese propósito.

Su construcción fue ordenada por el rey Luis II, también llamado “el rey loco”, aunque no padecía de ninguna enfermedad mental. Hoy en día un término más apropiado sería “el rey friki”. Al parecer le chiflaban las leyendas y las historias fantásticas. Era muy poco sociable, no tenía amigos y le daban miedo las mujeres. Algunos dicen que podría haber sido gay. Lo que estaba claro es que era muy rarito. Vivía aislado del mundo en el palacio de Linderhof (que también visité, fotos abajo), en su mundo de sueños. Nunca se casó ni tuvo descendencia, e intentaba evitar lo más posible sus deberes como rey. Odiaba la política.

Luis II nunca llegó a vivir en su castillo soñado, pues cuando éste estaba casi terminado, fue asesinado en extrañas circunstancias. Había llegado un momento en el que cada vez se quedaba más inmerso en sus ilusiones y fantasías, a expensas de que sus caprichos hundían a la nación en la pobreza. Sus ministros y familiares dudaban de sus dotes de liderazgo y al final decidieron arrebatarle el poder, cosa que no era fácil de conseguir en aquellos tiempos. Así que sin más explicación, los médicos le declararon “paranoico”, fue arrestado y asesinado. Todos los testigos fueron silenciados de manera cruel. Un fin muy trágico que no creo que mereciera.




Estas fotos son del palacio de Linderhof. No tengo fotos del interior, pero era precioso. Hubo una visita guiada que explicaba muchas cosas acerca de este rey. Me gustó mucho toda su historia. Contaban que cuando tenía que recibir visitas del gobierno, a las que estaba obligado a recibir, hacía que su orquesta tocase muy muy alto y ponía un jarrón con flores delante de él, de forma que la conversación fuera imposible. El tío era un crack.

¿No os recuerda algo? - “Minas Tirith, ciudad de reyes!”

Éstas son las murallas del castillo. Impresionantes. Del interior no tengo fotos, pero era impresionante. Estaba decorado totalmente al gusto del rey Luis II, que no debía de ser muy distinto al mío. Los cuadros representaban escenas de leyendas medievales, como la del anillo de los nibelungos, o la de Beowulf, o la de San Jorge y el dragón, o la de Tristán e Isolda... Los colores eran muy vivos y los detalles prominentes.

Lo más curioso es que el tío había ordenado construir una sala y decorarla como si fuera una caverna... Era la hostia, una cueva ahí en medio del castillo. Jaja.


Además la localización entre montañas era espectacular. Lo único malo es que, como dije, lo dejaron sin terminar, faltaba lo que es la entrada de la muralla exterior. Hace poco construyeron lo que quedaba para adecentarlo para turistas y... lo hicieron muy mal, se nota que eso está hecho hace dos días. Pero bah, es un detalle menor.

Así que si algún día vais a Múnich, no dejéis sin visitar este castillo, que es genial. Realmente transmitía la sensación de que estuvieras en la Tierra Media, o en algún reino de Fantasía.



Y... bueno, esto es lo que hice en mi viaje a Alemania. Espero que mi entretenida redacción haya hecho más amena la lectura de esta megaentrada. Y si no os ha dado la gana de leerla (estáis a tiempo, venga para arriba vago, que escribo cosas muy guays), os la resumo:

Aprender física, no aprendí mucho. Pero me lo pasé pipa.


A ver cuánto tardo en volver a Alemania. Espero que no sea mucho :D