En la Schloßplatz de Stuttgart.
No la encontré muy diferente de Múnich. Es el mismo estilo de ciudad, con muchos parques, gente yendo en bici, calles espaciosas y la elegante arquitectura típica de aquí. Especialmente me gusta que haya tantas zonas verdes, lagos y jardines. El fin de semana que estuve hacía buen tiempo (para esta época del año), el Sol brillaba en lo alto y los parques ofrecían una visión muy linda, con gente practicando deporte, paseando o haciendo pompas de jabón gigantes:
Esto le encantaría a Willy Wonka.
En Invierno debe de ser genial para patinar.
En definitiva, la imagen que me dejó está muy alejada de esas ciudades de hormigón, grises y con edificios altos. Ahora bien, a diferencia de Trento, esta es una ciudad moderna que ha crecido mucho en los últimos años, así que no se respira un ambiente histórico/medieval. Lo cual no significa que sea menos interesante, porque por otra parte se ve mucha actividad en sus calles, también durante la noche. No parece ser lugar donde uno se aburra.
Por cierto, otra cosa buena eran sus calles peatonales. Deberíamos aprender de esto y hacer más zonas peatonales en España. Por ejemplo, puedo comparar Stuttgart con esos barrios de Barcelona con calles estrechitas por donde has de caminar pegado a la pared para que pasen los coches. ¡Vamos, hombre! Las ciudades son para las personas!
También había un castillo en el centro histórico, llamado "castillo viejo" para diferenciarlo del nuevo, que es un edificio más reciente que no parece un castillo. Dentro de él, tenían expuesta una recopilación de objetos pertenecientes a la historia de la ciudad. Entre ellos, la corona y el cetro de los antiguos reyes de Wurtemberg:
El Castillo Viejo.
Una corona sin rey.
Querría también recalcar la creciente internacionalidad de ciudades como Stuttgart, que por otra parte las hace lugares ideales adonde escapar buscando trabajo. Más de la mitad de sus habitantes no son originarios de allí, y el 40% ni siquiera son alemanes. Esto hace que te plantees hasta qué punto tendrá sentido dentro de unas décadas seguir manteniendo una Unión Europea dividida en 27 naciones con 23 lenguas oficiales diferentes (al menos, yo me lo planteo).
¡Alemania, donde el viento sopla del Oeste!
Me hubiera gustado volver para ver las cosas que me dejé sin visitar. Seguro que son muchas. Mi colega tiene suerte de vivir allí, y supongo que yo la tengo de haber podido pasar una temporada en Múnich. Pero dentro de nada me toca marcharme, y no tengo ninguna gana. Pero esto lo dejaremos para la próxima y última entrada germana :)